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ALTA PARTICIPACIÓN EN EL TALLER DE ROBÓTICA DE LA ACADEMIA MEXICANA DE CIENCIAS

Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/078/17
Ciudad de México, 19 de abril de 2017

  • Unos 400 niños de primaria y secundaria asistieron al taller “Robótica pedagógica con dispositivos móviles”, que tuvo lugar el 14, 15 y 16 de abril en El Colegio Nacional.
  • Jóvenes que tomaron el taller en su infancia y adolescencia hoy son talleristas, algunos, incluso, optaron por la investigación científica.
El taller de Robótica pedagógica con dispositivos móviles, que imparte la Academia Mexicana de Ciencias, cuenta con un grupo de talleristas que apoyan en la enseñanza de la robótica. Esta actividad formó parte del programa que ofreció El Colegio Nacional,
El taller de Robótica pedagógica con dispositivos móviles, que imparte la Academia Mexicana de Ciencias, cuenta con un grupo de talleristas que apoyan en la enseñanza de la robótica. Esta actividad formó parte del programa que ofreció El Colegio Nacional, “Ciencia en Primavera”, del 14 al 16 de abril, en el marco del Festival Centro Histórico 2017.
Foto: AMC/Luz Olivia Badillo.
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Para interactuar con robots no es necesario realizar un viaje al futuro, porque la licuadora, el microondas o la lavadora, son robots, aunque no lo parezcan. Para niños y adolescentes, entender cómo funcionan estos aparatos puede convertirse en una aventura que desemboque en su profesión.

Es el caso de Luis Antonio López Miranda, uno de los talleristas que impartieron “Robótica pedagógica con dispositivos móviles” los días 14, 15 y 16 de abril en El Colegio Nacional (ECN). El taller se ofreció como parte del programa Computación para Niños y Jóvenes de la Academia Mexicana de Ciencias. López Miranda, estudiante de 19 años de la carrera de Ingeniería en control y automatización en el Instituto Politécnico Nacional, comentó que se inscribió a este programa de la AMC en el Museo Tecnológico de la Comisión Federal de Electricidad cuando tenía 13 años, siguiendo su curiosidad por la ciencia: “Lo que me encanta es descubrir el porqué de las cosas”.

Luis Antonio describió cómo fue tomando forma su vocación gracias a estos cursos de la AMC: “Hace algunos años buscaba clases de robótica porque me interesaba aprender. Primero empecé con Robótica 1 y me encantó; iba todos los sábados y cada día aprendía más. Luego tomé Robótica 2 y Micromundos. Se me facilitaba el tema, así que me invitaron a ayudar en los talleres. Así, he tenido la oportunidad de ir a sitios como Zinacantán, Chiapas, y enseñar a otros cómo funcionan algunos mecanismos. Eso me dio la pauta para estudiar robótica y programación”.

Como tallerista, en la semana santa explicó a niños y jóvenes que armaron sillas voladoras y una rueda de la fortuna que un robot depende de tres aspectos: un mecanismo o las piezas, electrónica, que son como “las venas” del objeto que se quiere automatizar, y la programación, el cerebro que da las instrucciones.

Fue muy entretenido para Evelin Mayte Rodríguez, de nueve años, armar su silla voladora, la cual puede hacer mover con los tonos de un celular. Roberto Arteaga, de siete años, aprendió en el taller a armar el dispositivo, mientras su hermana asistía a una de las conferencias programadas por ECN. A Ángel Espinosa, de 10 años, le pareció interesante porque aprendió a armar un circuito. En esta ocasión, la AMC atendió a cerca de 400 niños de nivel primaria y secundaria.

El papá de Ángel, Rafael Espinosa, siempre acude a las distintas actividades que ofrece ECN y otros espacios para involucrarlos en el conocimiento y la cultura. Van a talleres, conferencias, teatros y museos, dice, con el fin de que sus hijos tengan cada día un mayor bagaje cultural.

Computación para Niños y Jóvenes fue creado en 1984. Desde entonces, ha habido cambios drásticos en los aparatos: antes, por ejemplo, era impensable que un reloj tuviera la misma capacidad que una computadora y ahora eso es posible. “Esta revolución tecnológica ha vuelto a los niños en conocedores innatos, ya que todos tienen una computadora o un celular”, dijo Claudia Guzmán Guarneros, quien se incorporó a este programa como tallerista hace 26 años. “Lo que queda es darles las herramientas para echar a volar su imaginación”.

Guzmán, que imparte el taller de Micromundos y Robótica los sábados y domingos en la Casa de las Bombas de la UAM Iztapalapa, señaló que una de las mayores satisfacciones de su labor ha sido saber que algunos de sus alumnos continuaron sus estudios universitarios en el área de robótica, y que otros incluso se decidieron por la investigación científica, como el caso, dijo, de Filipe De Vadder, quien realiza un postdoctorado en el Departamento de Escape Tumoral del Centro de Investigación en Cáncer en Lyon, Francia.

“Me comentó en un correo que las clases que tomó sobre computación cuando era niño despertaron en él una gran curiosidad y que eso le ayudó en parte, a que se inclinara por una carrera como científico, no fue en computación ni en informática, pero lo que eligió, según contó, fue por el mismo gusto de satisfacer una curiosidad por saber y aprender más”.

“Robótica pedagógica con dispositivos móviles” formó parte del programa “Ciencia en primavera” de El Colegio Nacional, sitio donde se llevaron a cabo por primera vez talleres luego de tres años de participación en el Festival del Centro Histórico, actividades en las que se incluyeron las tradicionales conferencias de divulgación científica que ofrece la institución.

Luz Olivia Badillo.

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