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El Sol de México
20 de febrero de 2013
El Occidental

México, Distrito Federal (OEM-Informex).- Investigadores universitarios han contribuido a esclarecer algunos de los mecanismos neurobiológicos de la ansiedad, considerada una emoción normal y por tanto sana que permite actuar frente a situaciones sorpresivas, nuevas o amenazantes. Por ejemplo, señalan que es la responsable del cosquilleo estomacal previo a una cita a ciegas o de la taquicardia cuando presenciamos un asalto.

Sin embargo, el doctor Miguel Pérez de la Mora, integrante de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), advierte que la ansiedad es enfermiza si la respuesta ante el estímulo que la provoca es desproporcionada o si aparece sin razón, como ocurre con el diagnostica del trastorno de la ansiedad generalizada (TAG).

“Una mujer acude al médico porque desde hace meses se siente inquieta aparentemente sin causa alguna, está aprehensiva y vigilante del entorno; le cuesta trabajo concentrarse, le agobian la tensión en sus músculos, las palpitaciones, la sudoración y la falta de aliento. El médico le diagnostica TAG y le da el tratamiento adecuado”, explicó.

Enseguida señaló que a pesar de que alrededor del 14% de la población mundial ha padecido algún tipo de trastorno de la ansiedad, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), aún se sabe poco acerca de las causas que desencadenan el padecimiento, incluso sobre cómo se genera la ansiedad en condiciones normales.

Sin embargo, resaltó que a través de la experimentación con animales de laboratorio ya se tienen varias pistas sobre las bases biológicas y químicas de esta emoción innata.

Entonces enfatizó que a ese campo ha contribuido un grupo de investigación del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, dirigido por él mismo quien comenzó a trabajar formalmente en el campo de la ansiedad desde 2003.

Sus estudios han contribuido a entender la manera en que la amígdala (una estructura cerebral llamada así por su parecido a una almendra cuando fue descrita) participa en los mecanismos químicos que modulan esta emoción.

Entre los neurotransmisores que actúan sobre la amígdala, también está la dopamina, para la cual hay dos tipos de receptores: algunas neuronas tienen el tipo D1 y otras el D2.

El grupo de investigación se ha dedicado a rastrear en qué regiones de la amígdala se encuentran estos receptores y cuál es el resultado de su activación. “Nosotros hemos contribuido en establecer que la dopamina tiene un papel importante en la modulación de la ansiedad dentro de la amígdala”, dijo el también director de la revista Ciencia de la AMC.

El grupo ha encontrado que los receptores D1 se ubican en las islas intercaladas para capsulares, mientras que los receptores D2 se concentran en la parte de la amígdala que implementa la respuesta ansiosa.

Más aún, los estudios en los que se administran distintas sustancias en el cerebro de ratas de manera controlada y no dolorosa, “nos han llevado a concluir que los mecanismos en los que participa la dopamina son diferentes para modular las respuestas de ansiedad condicionada y no condicionada”, afirmó.

Por ello reconoció que aún falta mucho por saber sobre la descripción fina de todos estos mecanismos:

“Cuando podamos entender cómo se organiza y funciona el conjunto de circuitos que genera y modula la ansiedad, entonces se podrá identificar cuándo una parte del conjunto no funciona adecuadamente y genera una respuesta patológica”, subrayó el académico e investigador.

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