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Musulmanes influyeron en la arquitectura de nuestras iglesias

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La Crónica de Hoy
25 de febrero de 2013
Isaac Torres Cruz

Academia

Según la leyenda, la Mezquita de la Roca en Jerusalén conserva una roca gigante en su centro, considerada primigenia para las tres principales religiones de la región. Para los judíos ahí Abraham sacrificaría a Isaac, pero Dios lo detuvo y le ofreció que estableciera una alianza con él. Para los musulmanes, a partir de ella Mahoma visitó a Alá; y para los cristianos conserva una huella del pie de Cristo.

Narra además que la mezquita se construyó sobre el sitio donde se erigió por primera vez el templo del rey Salomón, diseñado por Dios a través del rey David. El recinto fue destruido, primero, por Nabucodonosor. Después fue reconstruido por Herodes el Grande y destruido de nuevo por los romanos en el 70 d.C.

Entonces los judíos se quedaron sin templo e iniciaron a reunirse en sinagogas. Empezó entonces el surgimiento de leyendas de cómo sería el templo: como las descripciones suscritas en El libro de los reyes.

En la época medieval llegaron los cruzados en su búsqueda de recuperar Tierra Santa. Buscaban hacerse de nuevo de todas las reliquias y edificios santos. Entonces llegaron a la explanada donde se supone encontrarían el Templo de Salomón y encontraron una mezquita del siglo séptimo. Algunos europeos desconocían que el templo había sido destruido, otros consideraban que efectivamente el edificio musulmán era efectivamente del rey de Israel.

“Pero nada que ver”, señala Martha Fernández García, investigadora del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, quien me relata esta historia para explicar cómo es que rasgos arquitectónicos de la mezquita de la Roca llegaron a México y permean algunos edificios, de cómo Oriente está estampado en nuestras iglesias sin que demos cuenta de ello.

“Es así como se empezaron a construir por toda Europa edificios con planta octagonal con una cúpula centrada. Así fue en España, que influyó a su vez en la arquitectura de la Nueva España en el siglo XVII, siempre bajo la creencia de que reproducían el Templo de Salomón. Además influyó en el diseño de plazas centradas”.

La académica refiere que si bien esa arquitectura no se emuló en las dimensiones monumentales de la mezquita, se adoptaron en varias regiones sus principales simbolismos. En el Virreinato de la Nueva España una muestra de ello es la Capilla del Ochavo, en la catedral de Puebla, con su planta octagonal y cúpula al centro.

Pero ésta hizo suyo otra leyenda salomónica. Dentro del Templo de Salomón se dice que se resguardó el tesoro del rey, tarea a cargo de la orden de San Agustín. “De igual forma, la Capilla del Ochavo fue la encargada de guardar el tesoro de la Catedral”.

Pero hay otras referencias, como el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, el Rollo de Tepeaca, en Puebla, o las capillas abiertas octagonales del siglo XVI. Incluso también el proyecto que dejó pendiente Vasco de Quiroga para catedral de Pátzcuaro sería un referente: un octágono al centro y ocho naves que llevan a la cúpula central. Sin embargo, sólo se construyó una nave, perteneciente a la actual parroquia de Nuestra Señora de la Luz.

De acuerdo con la investigadora hay otras referencias más explícitas de la influencia de oriente en la arquitectura de la Nueva España, dada a su vez por el contacto árabe en España después de la conquista musulmana, como la yesería en el interior de las edificaciones de Oaxaca, Puebla y Veracruz. Pero había más significado en los símbolos.

“OSCURANTISMO”. La universitaria se ha abocado a este tipo de referencias a lo largo de sus investigaciones en las últimas décadas, para comprobar que la arquitectura novohispana respondía a un pensamiento simbólico más que racional. Eso, dice, le ha ayudado a entender las características de esta arquitectura.

Fernández García, quien próximamente recibirá el Reconocimiento Sor Juana Inés de la Cruz de la UNAM, institución donde se formó y hace investigación desde hace alrededor tres décadas, ha tenido como tema de investigación un siglo poco estudiado, pero que fue origen de un hallazgo inesperado.

“Mientras varios investigadores querían estudiar el siglo XVI, porque fue la época de la Colonia y evangelización, en el XVIII otros se interesaron por ser el de la Ilustración. Pero el XVII fue poco estudiado. Había excepciones que fueron referentes de ese siglo, como Sor Juana Inés de la Cruz y Carlos de Sigüenza y Góngora. Sin embargo, fue como el siglo del ‘oscurantismo’”.

Pero en el XVII debió pasar algo interesante en esa transición. En resumidas cuentas los estudios de la especialista apuntan que fue ese siglo donde nació la tradición arquitectónica novohispana y no un siglo después, como se creía.

“No surge sólo por los modelos que llegaban de España, sino que los arquitectos aquí los interpretaron y adaptaron, de ahí surgieron formas, espacios y manejo de luz que sólo se daba en la Nueva España”. Sus investigaciones han encontrado parte de esas referencias si bien en edificios religiosos y sus arquitectos, también en las escasas edificaciones civiles de la época.

PATRIMONIO. El estudio del XVII le ha llevado a publicar diversos libros sobre arquitectura muy exitosos —ahora está por publicar junto con la Fundación René Avilés Fabila un e-book sobre vida cotidiana en la ciudad de México a través de sus cronistas en esa época—, pero además ha sido su punto de partida para conocer esas estructuras y defenderlo.

Martha Fernández es miembro además del Comité Nacional Mexicano del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios de la UNESCO y ha escrito en periódicos como el Excélsior, UnomásUno y El Universal diversos artículos de divulgación enfocados principalmente a la defensa del patrimonio nacional de México.

“Se trataban de artículos de no historia del arte, sino de hacer denuncias de lo que estaba mal y la forma en que se restauraban los edificios. Muchas veces se lograron hacer muchos rescates a través de ese espacio”.

Era parte de una labor social que la académica señala como una forma de salvaguardar el patrimonio nacional. “Porque eso también se debe hacer en este instituto, para que otras generaciones disfruten de esos espacios”.

http://bit.ly/YT3aSn

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