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Sin pruebas de que alimentos transgénicos dañen la salud humana, dice Bolívar Zapata

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La Crónica de Hoy
26 de abril de 2013
Reyna Paz Avendaño

Academia

México cuenta con una de las leyes de bioseguridad más avanzadas en el mundo, en especial si se compara con las europeas; pero al igual que toda legislación, es perfectible, aseguró ayer Francisco Bolívar Zapata, coordinador de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Presidencia de la República, durante la conferencia sobre bioseguridad que impartió en la Facultad de Química de la UNAM y en donde reiteró que sigue sin demostrarse científicamente que el consumo de las plantas transgénicas ocasionan daños a la salud de humanos y animales.

“Es un marco perfectible pero también avanzado. La ley es cuidadosa e insiste que debemos tener mayor capacidad de poder monitorear la presencia de organismos genéticamente manejados y hacer mayores pruebas. Lo que en la práctica no hemos tenido avance es en el apoyo a la biotecnología para incrementar las capacidades de manejo responsable. Habrá que avanzar en ese aspecto de la soberanía alimentaria, tenemos que trabajar en una estrategia”, indicó.

El también integrante de la Academia Mexicana de Ciencias añadió que a pesar de las particularidades, el marco jurídico nacional en materia de bioseguridad es confiable y como ejemplo dijo que en la ley se señalan experimentos inmorales e ilegales el introducir genes tóxicos y mortales a bacterias, ya que eso es creación de armas biológicas

“La tecnología está ahí y hay que usarla adecuadamente e, insisto, tenemos un marco avanzado que se sustenta en el Protocolo de Cartagena de 2000: el primer acuerdo internacional para transferir, manejar y usar organismos vivos genéticamente modificados”, comentó.

Por lo que en su opinión, México necesita desarrollar sus capacidades para contender en el mercado de transgénicos porque “si no lo hacemos, sí seremos una sociedad irresponsable. Debemos tener más apoyos a la ingeniería genómica y de eso estamos hablando e insistiendo con los políticos”.

Ante la inquietud de los asistentes al evento, sobre la identificación de casos de abuso genético, Bolívar Zapata expresó que dicho marco indica que deben analizarse paso por paso y caso por caso el manejo de los organismos genéticamente modificados a través de una comisión intersecretarial, donde también se atienden solicitudes hechas por empresas mexicanas sobre la sospecha de alimentos extranjeros.

DESINFORMACIÓN. El investigador emérito de la UNAM enfatizó en la preocupación por el control de las empresas sobre los granos como el maíz, y la posibilidad de que éstos son dañinos a la salud, dijo, no es válida.

“No es válido generalizar las cosas. Sigue habiendo casos de desinformación, hay grupos que han publicado información de que algunos alimentos de este tipo han generado problemas de salud, pero no hay evidencia de daño a la salud humana ni al animal”.

También señaló que en caso contrario, las agencias internacionales obligadas a monitorear los transgénicos: la OMS y FDA (Agencia de Alimentos y Medicamentos), ya hubieran retirado del mercado aquellas plantas modificadas que se usan como alimentos; y explicó que de los 28 países que cultivan plantas transgénicas, México es uno de los principales consumidores, esencialmente de soya y maíz provenientes de Estados Unidos, pero uno de los pocos generadores de esta tecnología.

“Estados Unidos es el pionero en el cultivo, pero no sólo están los países desarrollados, también están Brasil y Argentina, donde prevalece la soya porque se dieron cuenta de las ventajas de reducir las cantidades de químicos”, afirmó.

Incluso, dijo, los transgénicos permiten que otros tipos de cultivos como el algodón puedan ser pensados en México para recuperar su siembra y ser empleado en la industria textil, gracias al uso de menos pesticida.

“La modificación genómica es una tecnología muy importante para nuestro país, ya se demostró en el sector salud y ahora falta hacerlo en el área agrícola. Ciertamente la demanda nos está comiendo, necesitamos tener más alternativas eficientes e inteligentes; pero como no las usamos, quedamos muy atrasados”.

Por ello, insistió en que la ingeniería genómica es una gran oportunidad para darle un valor agregado a la biodiversidad, para recuperar ecosistemas contaminados y lograr una producción económica más alta. “Los transgénicos de primera generación no estaba diseñados para mejorar la productividad, fueron desarrollados para evitar plagas y reducir el uso de químicos; ahora se están desarrollando los de la segunda generación para abastecer de proteínas y otros compuestos y necesidades ambientales y económicas de la sociedad”.

http://bit.ly/12Nnni7

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