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El Universal
27 de noviembre de 2011
Natalia Gómez Quintero
natalia.gómez@eluniversal.com.mx

Monserrat Bizarro Sordo es una joven doctorada especializada en el área de ciencias materiales. Es de las pocas que ingresan a este ámbito, pues en México sólo 23% de los integrentes de la comunidad científica son mujeres.

Cifras de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), de sus 2 mil 276 miembros sólo 13% son científicas que participan en las áreas consideradas como exactas y en las ingenierías de la tecnología y el resto, en otros sectores.

Arturo Menchaca, presidente de la AMC, dijo que las ciencias sociales y humanidades son en las que mayoritariamente se insertan las mujeres y se iguala al número de varones.

“Son roles a vencer”, indicó el físico de formación. No obstante, al comparar los números de México con otros países, su atraso no resulta tan evidente en este tema.

De acuerdo con Menchaca las academias (similares a la AMC) de Francia, tiene una proporción de 4% de mujeres, la inglesa un porcentaje similar y americana no pasa de 8%.

“En México tenemos mucho por hacer todavía las mujeres han sido luchadoras que han ido presionando para ocupar espacios. Todavía estamos muy mal pero en perspectiva frente a otras academias, podríamos estar mucho peor”, subrayó el presidente de la AMC.

Monserrat Bizarro Sordo, quien pertenece al Departamento de Materia Condensada y Criogenia del Instituto de Investigaciones Materiales de la UNAM, consideró que tradicionalmente la ciencia ha sido dominada por hombres, lo que ha hecho difícil acceso de mujeres, especialmente a las ciencias exactas.

“Muchas mujeres ven un camino árido y se desaniman para continuar. No es nada fácil ser investigadora porque no hay muchas oportunidades de manera especial para los jóvenes”, dijo Monserrat.

La doctora Susana López Charretón, del Instituto de Biotecnología de la UNAM, sostuvo que actualmente hombres y mujeres son iguales y que no debe haber argumentos que señalen que hay obstáculos para que ellas se introduzcan a áreas científicas. “Es muy fácil refugiarse en las minorías y decir no progreso o no soy porque no me dejan. Eso hay que cuidarlo”.