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AVANZA VERACRUZ EN INVESTIGACIONES SOBRE AUTISMO

Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/035/13
México, D.F., 28 de enero de 2013

  • Fuerte interacción entre niños autistas y perros entrenados, motivo de una nueva investigación en el Centro de Investigaciones Cerebrales de la Universidad Veracruzana
  • Crean un modelo animal que provoca la pérdida de comunicación para estudiar el padecimiento, un resultado próximo a publicarse
El doctor Jorge Manzo Denes, coordinador del Centro de Investigaciones Cerebrales de la Universidad Veracruzana y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias.
El doctor Jorge Manzo Denes, coordinador del Centro de Investigaciones Cerebrales de la Universidad Veracruzana y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias.
Foto: UV.

El autismo es un padecimiento neurobiológico complejo, el cual se diagnostica en las personas después de los tres años de edad y permanece durante toda su vida. En la actualidad se habla de síndrome autista para designar una alteración evolutiva del desarrollo que puede definirse como dificultades de la comunicación verbal y gestual, alteraciones de la interacción social recíproca, un repertorio muy restringido de actividades e intereses y patrones repetitivos de conducta. Se presenta con mayor frecuencia en niños (la prevalencia es de cuatro niños por cada niña).

El padecimiento se presenta en todas las clases sociales y razas. En los países en donde se han realizado estadísticas, se observa en uno de cada 150 nacimientos en promedio, lo que la hace más frecuente que la diabetes, cáncer y sida infantiles combinados. En México se estima que hay 40 mil niños autistas, dijo en entrevista el doctor Jorge Manzo Denes, coordinador del Centro de Investigaciones Cerebrales de la Universidad Veracruzana y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias.

“La humanidad ha venido viviendo con esto prácticamente desde siempre. El autismo estaba ahí, pero no se sabía. Y aunque pudiera parecer que ahora se observan más casos, no es así. Lo que sucede es que hoy se cuentan con mejores métodos de diagnóstico”, explicó.

Aun cuando no se ha determinado su causa, las investigaciones coinciden en que esta patología tiene un origen genético, pero también en algunos casos están involucrados factores ambientales como químicos tóxicos, metales pasados, pesticidas y antibióticos, entre otros.

El autismo reduce primordialmente la habilidad de las personas para comunicarse y relacionarse con otros, aunque una serie de síntomas diversos pueden presentarse y variar de leves a severos.

En Xalapa, Veracruz, un grupo de investigadores dedicados a los estudios sobre el sistema nervioso, creó hace poco más de dos años el Centro de Investigaciones Cerebrales, con el objetivo de contribuir al conocimiento de las enfermedades neuronales y ayudar de esa manera a la generación de nuevas terapias en el futuro.

El especialista precisó que una de esas patologías sujetas a estudio en ese Centro es justamente el autismo “por la alta incidencia que nosotros vemos en la población local”, y destacó a la ciudad de Veracruz como otro de los puntos en los que “se registra una alta población de niños autistas”, aunque las cifras oficiales sobre esta patología no están disponibles.

Sobre este padecimiento se fortaleció esta línea de investigación luego de las experiencias que les dejó la realización de un importante evento científico: “La Semana del Cerebro la iniciamos hace seis años con el apoyo de la Society for Neuroscience de Estados Unidos y de nuestra propia universidad. Las primeras experiencias las realizamos en plazas comerciales de Xalapa con gran éxito. En los últimos años pudimos establecer contacto con una buena cantidad de mamás con niños autistas. A partir de ahí comenzamos nuestras investigaciones sobre esta patología”, explicó Manzo, quien ha desarrollado diversos estudios sobre las bases de la conducta y lidera los estudios sobre autismo en este Centro.

Hacen “click” niños autistas y perros entrenados

Otra de las experiencias en la relación directa con la gente y que generó una nueva y muy reciente línea de investigación ocurrió por serendipia, cuenta el investigador, cuando en la Semana del Cerebro del 2012, cuya temática fue el “Cerebro Descompuesto”, sus colegas Genaro Alfonso Coria Ávila y Pedro Paredes Ramos, que trabajan en neurobiología de la conducta y entrenan a perros, decidieron llevarlos como modelo para demostrar al público la forma en que aprenden y ejecutan ordenes.

“Esto fue muy interesante porque en el sitio donde estaban los perros fue en el que por más tiempo permanecieron los niños autistas, tuvieron una interacción muy fuerte con ellos, algo hizo ‘click’ entre ellos, no tuvieron socialización con personas u otros niños, solo con los perros. Con esos datos preliminares se elaboró un proyecto de interacción social entre niños autistas y perros entrenados que aprobó el Centro de Rehabilitación de Veracruz (Creever), en Xalapa, para su implementación”.

Explicó que ante los diferentes niveles de autismo existentes, se tiene que conocer en cuáles de éstos los niños pueden establecer esa conexión con el perro y hasta dónde se puede llevar esa interacción, de tal manera que el niño pueda pasar de la etapa en la que establece contacto con la mascota hacia otra en la que se relaciona con otro niño. “Tenemos que saber exactamente cuál es la señal en el cerebro que está disparando este contacto”.

Manzo Denes mencionó que experiencias como la anterior plantean una serie de preguntas, entre ellas, ¿qué pasa en el sistema nervioso de una persona en condiciones normales para que mantenga una relación social con el entorno, y qué es lo que se pierde en los niños que presentan esta patología neurológica? Añadió que aunque a nivel de la investigación se ha avanzado en el conocimiento del autismo, el punto es qué hacer para que se vuelva a activar el sistema.

Alteraciones de comunicación en modelos animales

Jorge Manzo informó que está próximo a publicar los resultados de una investigación sobre la comunicación en modelo de autismo en ratas, que puede contribuir a entender más el fenómeno.

“La ausencia de comunicación es uno de los aspectos más característicos del autismo y tiene que ver con la conducta. Nuestro trabajo ha sido identificar la alteración que hace que se pierda la comunicación y por ende la integración social”.

Destacó que aparentemente fue un trabajo sencillo, pero que hasta ahora nadie lo había hecho, lo que indica que faltan muchas cosas por investigar desde las más simples hasta las más elaboradas sobre este padecimiento.

El investigador explicó que en la rata la comunicación entre la madre y sus crías es a través de un sistema de vocalizaciones. Estas vocalizaciones fueron analizadas y las variaciones entre crías del modelo autista y crías normales dieron resultados muy significativos que se discutirán en una publicación próxima a aparecer.

Fabiola Trelles Ramírez

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