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Es necesario el diálogo entre ciencia y filosofía

Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/184/17
Ciudad de México, 31 de agosto de 2017

  • Evandro Agazzi Carminati, director del Centro Interdisciplinario de Bioética, advierte que de no estudiar a la ciencia desde el punto de vista de la filosofía,” dejaríamos que nos lleve pasivamente por lo que produce la ciencia y la tecnología”.
  • El filósofo y físico lamenta que haya una tendencia mundial a eliminar a la filosofía de los contenidos escolares, lo que considera preocupante.
La actividad científica es un tipo de conocimiento delimitado, riguroso, con sus métodos y objetivos específicos; la filosofía no es una ciencia sino un saber racional que analiza y reflexiona en torno a todos los conocimientos, destaca el filósofo Evandro Agazzi, director del Centro Interdisciplinario de Bioética y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias.
La actividad científica es un tipo de conocimiento delimitado, riguroso, con sus métodos y objetivos específicos; la filosofía no es una ciencia sino un saber racional que analiza y reflexiona en torno a todos los conocimientos, destaca el filósofo Evandro Agazzi, director del Centro Interdisciplinario de Bioética y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias.
Foto: tomada de: www.revistaesfinge.com.
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La investigación científica básica y aplicada, así como la tecnología y la innovación son actividades que no garantizan por sí solas el bienestar de las sociedades, es necesaria la reflexión y el diálogo con otros conocimientos, señaló el filósofo Evandro Agazzi Carminati, quien agregó que la filosofía de la ciencia está al tanto de los límites del conocimiento científico y reconoce que hay otras áreas no científicas que pueden aportar a la sociedad, que provienen desde la psicología, literatura o hasta de los mensajes religiosos.

La actividad científica permea enteramente en la vida de las personas a través de la tecnología e innovación, es un tipo de conocimiento delimitado, riguroso, con sus métodos y objetivos específicos; la filosofía no es una ciencia sino un saber racional que analiza y reflexiona en torno a todos los conocimientos. De acuerdo con el término derivado del griego, significa “amor por la sabiduría”, pretende ofrecer explicaciones de los temas que analiza empleando la razón y los argumentos racionales (a diferencia de la fe o la autoridad). No son conocimientos opuestos, sino complementarios.

Agazzi Carminati, integrante de la Academia Mexicana de Ciencias, aboga porque exista un diálogo entre ambos mundos a través de la filosofía de la ciencia, un campo de investigación relativamente reciente que se ocupa de analizar cuáles son los aportes del conocimiento científico al conocimiento general y se plantea si hay otras formas de conocimientos, diferentes al científico, que abren la mente del ser humano para reflexionar sobre una gran variedad de problemas.

“Si no estudiamos a la ciencia desde el punto de vista de la filosofía nos dejamos llevar pasivamente por lo que está produciendo la ciencia y tecnología (CyT). Todos nos preguntamos si este desarrollo tecnológico va a producir un bien o un mal para la humanidad, así que sin una mirada crítica a la ciencia pudiese darse un crecimiento desordenado de la CyT que pudiera resultar dañino para la humanidad y tal vez en mayor medida este se refleje en las generaciones futuras”, señaló el filósofo y físico.

Una persona que se interesa en la filosofía es porque quiere entender su propio tiempo en profundidad, comentó el presidente de la Academia Internacional de Filosofía de la Ciencia, radicada en Bruselas, Bélgica. La filosofía no puede excluir a la ciencia de su campo de estudio porque el transcurrir cotidiano de las personas está empapado de ciencia y tecnología, por tanto, no es posible entender profundamente lo que significa hoy en día vivir en esta cultura si no se analiza este aspecto fundamental.

“Todos vivimos de ciencia y tecnología, las usamos o nos beneficiamos de esta, entender nuestra propia postura en el mundo implica conocer con una cierta profundidad estas dimensiones”, dijo el investigador.

La reflexión filosófica ayuda a entender a la CyT como algo que está profundamente conectado con el resto de la inteligencia y la actividad humana, por tanto, sostuvo Evandro Agazzi, lo ideal sería que, así como un científico sabe de ciencia, también tenga una cultura filosófica, que sepa de las temáticas que plantea y la manera como alimentan a otras disciplinas.

La filosofía de la ciencia busca abonar al diálogo entre ambos conocimientos y despertar una actitud crítica ante la ciencia, postura que —señaló— no significa un rechazo, significa evaluar de manera clara sus aspectos negativos y positivos.

Los filósofos de la ciencia han detectado ciertas posturas extremistas que pueden llevar a consecuencias no deseables. Agazzi Carminati pidió evitar el cientificismo, la idea de que la ciencia y la tecnología son capaces de dar solución a todos los problemas humanos. Pero también evitar el opuesto, la postura anticiencia y antitecnología. “Hay que buscar un punto de equilibrio y de complementariedad entre las dos perspectivas”.

En su opinión, si un ser humano se ha formado filosóficamente tiene mayores herramientas para entender cómo se plantean los problemas y cómo se pueden cambiar los paradigmas y las perspectivas, en general, los ciudadanos están mucho más abiertos y son más accesibles a la innovación si ha tenido una formación filosófica, es por ello preocupante la tendencia mundial a ir eliminando la materia de filosofía en los sistemas de educación de los países.

“Veo que en las sociedades que se llaman avanzadas hay tendencias contrarias a la formación filosófica, se enfocan en abordar asignaturas científicas en los ciclos escolares y se le acorta a las humanidades y ese es un gravísimo error. Hay pocos países que han resistido a la eliminación de la materia, entre otros, Italia, Alemania, Suiza y Francia, pero en otros ya no se imparte bajo el argumento de que para estar a la altura de los tiempos es mejor hacer énfasis en las ciencias exactas y naturales”.

Evandro Agazzi Carminati nació en Italia en 1934 y radica en México desde hace 25 años. Hizo sus estudios en filosofía en la Universidad Católica de Milán y de física en la Universidad Estatal de la misma ciudad. Realizó estudios de posgrado en la Universidad de Oxford, Marburg y Münster. Obtuvo la venia legendi en filosofía de la ciencia en 1963 y en lógica matemática en 1966, se trata de la más alta calificación académica que una persona puede alcanzar en algunos países de Europa y Asia.

Es autor, coautor o editor de más de 80 libros y de más de 1000 artículos, entre otros, se encuentran La ciencia y el alma de Occidente, Filosofía de la naturaleza. Ciencia y cosmología, Evolucionismo y religión, El bien, el mal y la ciencia, y Realismo y física cuántica. Algunos de sus trabajos han sido traducidos al francés, alemán, inglés, español, portugués, ruso, polaco y húngaro. En la actualidad es director del Centro Interdisciplinario de Bioética y profesor investigador de la Universidad Panamericana.

Luz Olivia Badillo.

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