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INGRESA EL HISTORIADOR JAVIER GARCIADIEGO COMO MIEMBRO DE EL COLEGIO NACIONAL

Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/044/16
Ciudad de México, 26 de febrero de 2016

  • En su discurso de ingreso se declara seguidor de los “afanes” de Daniel Cosío Villegas, Silvio Zavala y Luis González, y asegura compartir el interés que tiene Enrique Krauze sobre la historia de los intelectuales de nuestro país; todos ellos son sus antecesores en la prestigiada institución.
El doctor Javier Garciadiego muestra el pergamino que lo acredita como miembro de El Colegio Nacional. Lo acompañan los doctores Manuel Peimbert, Enrique Graue y José Ramón Cossío.
El doctor Javier Garciadiego muestra el pergamino que lo acredita como miembro de El Colegio Nacional. Lo acompañan los doctores Manuel Peimbert, Enrique Graue y José Ramón Cossío.
Foto: AMC/Elizabeth Ruiz Jaimes.
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El historiador Javier Garciadiego Dantan ingresó la noche del pasado jueves como miembro de El Colegio Nacional en una ceremonia realizada en el Aula Mayor de la institución. Su discurso inaugural abordó el Congreso Constituyente de 1916, mismo que fue contestado por el jurista José Ramón Cossío Díaz. El presidente en turno, el astrónomo Manuel Peimbert Sierra, ofreció las palabras de bienvenida.

Los tres personajes integraron junto con el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Enrique Graue Weichers, la mesa de honor.

Javier Garciadiego es el miembro número 96 desde la fundación de El Colegio Nacional y junto con Miguel León y Portilla y Enrique Krauze conforman el actual grupo de historiadores con los que cuenta dicha institución, que reconoce lo más destacado del pensamiento en la ciencia, las humanidades y la cultura en nuestro país.

El nuevo miembro es egresado de la UNAM, obtuvo la maestría en historia por la Universidad de Chicago, donde más tarde realizó uno de los dos doctorados que posee, en historia de América Latina, mientras que el otro, en Historia de México, lo realizó en el Colegio de México (Colmex). Garciadiego es especialista en la historia de la Revolución mexicana, desde sus aspectos político y cultural.

Ante una muy concurrida audiencia, integrada por académicos, familiares, amigos y público en general, principalmente, el actual profesor del Colmex, del que fue alumno, docente, director del Centro de Estudios Históricos y su presidente, dio un discurso de ingreso en el que mostró sus credenciales, habló de los antecedes de su formación, desarrolló su tema central, el Congreso Constituyente de 1916; y planteó los compromisos que tiene como estudioso de la historia de México, y de los que adquirirá como nuevo miembro de la muy prestigiada institución.

En su discurso, Javier Garciadiego hizo un análisis sociohistórico, no jurídico ni doctrinal, del Congreso Constituyente de 1916, del porqué en ese año se lleva a cabo una convocatoria al Congreso, en qué condiciones se hace y la manera en que se conforma el grupo de diputados constituyentes, del sector social y de la región del país de la que provienen. Su propuesta central fue que la destrucción del antiguo régimen, representado principalmente por Porfirio Díaz, la hicieron los ejércitos rurales populares, pero que el cambio, la construcción del nuevo Estado mexicano posrevolucionario del siglo XX, lo llevaron a cabo sectores urbanos de clase media.

“Concediendo sin aceptar que 1915 fue el peor año de la Revolución, no tengo la menor duda en afirmar que la Constitución de 1917 fue su principal aportación, su mayor y mejor legado. Lejos de intentar hacer un análisis de su contenido, como historiador me interesa dilucidar cómo fue que tuvo lugar, en la segunda mitad de 1916, el Congreso Constituyente que la elaboró. A cien años de distancia conviene analizar por qué dicha asamblea constituyente se realizó entonces, cómo se conformó, quiénes la integraron y cuál fue su funcionamiento”.

Aseguró quien también es miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), que desde ese momento, el de su ingreso, se comprometía a que su primera serie de conferencias en el Colegio versara sobre la etapa siguiente de lo que hasta ese momento esbozaba. Se ocupará, dijo, de los debates en el seno del Congreso Constituyente, de los auténticos, tal como se dieron día a día. Analizará las voces de aquellos más de doscientos mexicanos que hicieron posible que el país saliera del marasmo revolucionario y se encaminara a una nueva vida, más ordenada y generosa.

La respuesta al discurso de ingreso de Javier Garciadiego estuvo cargo del jurista José Ramón Cossío Díaz, quien señaló que por su campo de especialidad, el órgano actuante y el proceso realizado entre el 1º de diciembre de 1916 y el 31 de enero de 1917 en la Ciudad de Querétaro, es relevante por haber producido el texto constitucional que, con numerosa reformas e importantes lagunas, continúa rigiendo la vida jurídica del país.

Sostuvo que desde la perspectiva jurídica y su declarada autorreferencia normativa, el Congreso no es relevante como hecho histórico en sí mismo considerado, o como momento conclusivo de las más duras etapas de la lucha revolucionaria iniciada en 1910, o del movimiento constitucionalista comenzado por Venustiano Carranza en 1913.

“El Plan de Guadalupe y sus modificaciones, la amplia legislación preconstitucional, la legislación electoral o la convocatoria y verificación de las elecciones, son relevantes porque nos llevan a Querétaro y, de ahí, a la Constitución”.

El ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación consideró que aun siendo el Congreso Constituyente un acontecer primordialmente jurídico, buena parte del entendimiento que de él se tiene como acontecimiento histórico, depende de la manera como los historiadores lo han determinado y presentando.

Es claro, continuó Cossío, que Javier Garciadiego intenta construir su objeto de estudio con base en elementos, fuentes y métodos, que su quehacer busca apartarse de lo ideológico sin perder dimensión política.

“Al desmitificar al Congreso por el origen de sus miembros, por el modo de su integración, por el carácter de los debates, desmitifica también a la Constitución. Ella podrá ser vista como la construcción de su tiempo, o como un modelo para resolver los problemas de entonces, pero no como marcha del devenir nacional. Esta forma de abordaje es la de mayor importancia en la actualidad”, consideró.

En el cierre de su discurso de respuesta, Cossío Díaz, también integrante de la AMC, planteó que al acercarnos al centenario de la Carta de Querétaro con ánimo celebratorio y frente a la difícil realidad presente, hay quienes se preguntan si no ha llegado la hora de expedir un nuevo texto jurídico rector de la vida nacional.

La desideologización que busca llevar a cabo Javier Garciadiego y otros con él, siguió el experto en Derecho Constitucional, es determinante del modo en que políticamente se podrá acercar a ese momento y de lo que en él se pueda hacer.

Fabiola Trelles Ramírez.

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