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LA CUARESMA Y LA SEMANA SANTA DE LOS MAYOS, UNA PRÁCTICA CON ACENTUADO CEREMONIALISMO NATIVO

Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/068/16
Ciudad de México, 25 de marzo de 2016

  • Los rituales, fuente de cohesión del pueblo Mayo.
  • La danza de los pascolas y el venado representan unos de los símbolos más importantes de los mayos, no es posible concebir una fiesta yaqui o mayo sin esta danza, excepto en la Cuaresma, quizá la ceremonia más importante para estos grupos étnicos.
Semana Santa de los mayos-yoreme en Mochicahui., el Fuerte, Sinaloa.
Semana Santa de los mayos-yoreme en Mochicahui., el Fuerte, Sinaloa.
Foto: internet.
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De acuerdo con el texto “Mayos. Pueblos indígenas del México contemporáneo”, de José Luis Moctezuma Zamarrón y Hugo López, cuando el pueblo mayo recrea la pasión de Cristo, de acuerdo con la forma teatral adoptada por los jesuitas para convertir a los indígenas al cristianismo, hay cierta variación entre los diferentes pueblos del noreste de México, incluso los de un mismo grupo, aunque conservan la estructura original.

En el mismo escrito se establece que en esta expresión teatral el miércoles de Tinieblas (en la Semana Santa) se inicia con la oscuridad total cerca de la media noche; el jueves da comienzo la búsqueda del viejito (Jesús) por parte de los fariseos, a fin de apresarlo y crucificarlo. En algunas comunidades, para el viernes algunos fariseos se visten de mujer, como símbolo de su condición de judío. El sábado, los pascolas (los viejos) aparecen en escena y levantan la Gloria; acto seguido los fariseos queman sus máscaras como signo de purificación y regresan al orden sagrado para renacer como entes de las tinieblas en la Cuaresma siguiente. El domingo termina el ritual y cada acto (cada indígena) regresa a su vida cotidiana, sabedor de que con su participación dio continuidad a la cultura de su pueblo.

En este ritual los niños y niñas se encargan de proteger al Cristo durante la Cuaresma: vestidos de blanco, se sientan a ambos lados dentro de la iglesia, acompañados de padres y padrinos, para aprender de sus futuros papeles como: fariseos, verónicas (en el caso de las niñas) o fiesteros.

A diferencia del área mesoamericana y de los grupos de la Sierra Madre occidental –como los guarijíos, los rarámuri y los pimas-, los yaquis y los mayos no obtienen su sustento principal en la siembra del maíz, parte de sus alimentos los consiguen en el monte, así como lo necesario para la construcción de sus viviendas, que en Semana Santa, particularmente el viernes, adornan con una cruz y ramas a fin de que los fariseos o judíos lleguen hasta ella y la derriben, como parte de la representación de la crucifixión de Jesús. La regularidad de la vida de la gente y de la comunidad está impregnada con este ceremonial.

Para Moctezuma Zamarrón, profesor-investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia, sede Sonora, la religión mayo puede considerarse como una religión nativa, propia de este grupo étnico, y aunque ellos mismos se reconozcan como católicos, su práctica dista de serlo de acuerdo con los cánones de las creencias de este modelo religioso, ya que incorpora elementos nativos en una fusión con aquellos marcados por el catolicismo, dando así un nuevo sistema religioso, impregnado de un acentuado ceremonialismo, el cual incorpora toda una gama de actores, depositarios de uno de los principales fundamentos de la identidad de los mayos.

“Estos grupos étnicos, mayos y yaquis, llevan a cabo un ritual del catolicismo tal y como lo enseñaron los primeros misioneros que llegaron al Noroeste México, el cual ve mal el catolicismo ortodoxo que ha venido cambiando con el paso del tiempo. Ahora, a diferencia del pasado, lo rechaza, sin reconocer que estos grupos le dan riqueza al país a través de sus tradiciones y que incluso la sociedad las desconoce, por ello –consideró– debemos conocerlas, entenderlas y valorarlas porque vivimos en un país diverso”.

Es por esta razón, que para entender la identidad del pueblo Mayo es necesario conocer uno de sus elementos básicos, su sistema ritual, que conlleva una extensa gama de ceremonias, incluida la Cuaresma y lo que implica una forma particular del ceremonial de la pasión de Cristo.

De los llamados grupos cahitas, solo los yaquis y los mayos han permanecido en lo que es hoy el sur de Sonora y el norte de Sinaloa, y esto es importante porque la ritualidad funciona como cohesionador del grupo, es prácticamente el último reducto de su modo de organización cuando la mayoría de sus estructuras han desaparecido o están en franco retroceso, como por ejemplo la lengua mayo, pues a pesar de tener alrededor de cuarenta mil hablantes de edad avanzada, los niños y jóvenes ya no la hablan, recalcó el doctor José Luis Moctezuma en entrevista para la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).

El especialista en temas de lingüística, historia, identidad y ritual sobre diversos pueblos indígenas del norte de México sostuvo que el ritual se ha convertido en el sitio común de quienes se consideran mayos a pesar de los cambios experimentados; si el ritual cayera en desuso sería inminente su desaparición como grupo étnico. “La ritualidad es el núcleo más visible del ser mayo, que no solo se ve en la Cuaresma, que quizá sea la ceremonia más importante para mayos y yaquis, tienen además muchos rituales a nivel familiar, comunitario e intercomunitario”.

La ritualidad es tan importante que la celebración dura todos y cada uno de los cuarenta días, con lo cual los yaquis y los mayos continúan con este catolicismo nativo que introdujeron los jesuitas, quienes hicieron esta obra misional de manera teatralizada para sus labores evangelizadoras en el siglo XVI. La población de mayos hoy en día es de más de 100 mil personas, una población grande para el norte de México, aunque el número de hablantes del mayo son alrededor de cuarenta mil, dijo el especialista.

Moctezuma Zamarrón agregó que la ritualidad implica a toda la comunidad de los mayos y los yaquis, porque de acuerdo con el género y edad, la población se organiza para ser parte de la ceremonia. Desde la infancia se van integrando los miembros del grupo, casi toda la población está en activo durante la Cuaresma y ello tiene un impacto fuerte en la identidad. Así, parte de la estructura social mayo se sustenta en una especie de cofradías, ya sea de fiesteros, fariseos, verónicas, magdalenas matachines y otros grupos relacionados con el ceremonial de la pasión de Cristo.

Elizabeth Ruiz Jaimes.

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